Horóscopo para el mes de febrero de 2017
Horóscopo para el mes de febrero de 2017
Novena a San Agustín
Sobre la Esperanza
esperanza que se ve no es esperanza
(CS 5,4).
Primer Día
“…es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples
esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que
sostiene toda la vida”
(Benedicto XVI Spes Salvi 27)
Lectura Bíblica: Sal 62,6-8
Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la
esperanza. Sólo él es mi Roca salvadora, él es mi
baluarte: nunca vacilaré. Mi salvación y mi gloria están
en Dios: él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio.
Dice San Agustín:
“Como se fundó mi esperanza en el hombre,
al titubear el hombre tambaleará mi
esperanza, y al caer el hombre caerá
también mi esperanza; pero como confío en
el Señor, no seré conmovido.”
(CS 25,2,6).
Oración.
Señor te pedimos que aumentes nuestra
esperanza y nos animes a trabajar para lograr la
justicia en nuestro mundo. Para que no haya
desigualdades que ofendan la fraternidad real a
la que estamos llamados a vivir.
Segundo día
“…la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las
desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos
sigue amando «hasta el extremo»”. (Benedicto XVI Spes Salvi 27)
Lectura Bíblica: 1 Cor 13,11-13
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como
un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice
hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos
como en un espejo, confusamente; después veremos cara
a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después
conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra,
ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor,
pero la más grande de todas es el amor.
Dice San Agustín:
“ Ahora creemos, más tarde veremos. Cuando
creemos, se da la esperanza en este siglo;
cuando veamos, se dará la realidad en el
futuro, pues veremos cara a cara”
(CS 123,2)
Oración :
Queremos pedirte que aumentes la esperanza en
los jóvenes. Especialmente te pedimos por los que
están sin rumbo, porque la sociedad los margina,
los deja de lado, no les brinda educación, ni trabajo,
ni oportunidades para vivir con sentido.
Tercer día
“Quien ha sido tocado por el amor empieza a intuir lo que sería
propiamente «vida». Empieza a intuir qué quiere decir la palabra
esperanza que hemos encontrado en el rito del Bautismo: de la fe se
espera la «vida eterna»” (Benedicto XVI Spes Salvi 27)
Lectura Bíblica: Rm 4,18-21
Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó
a ser padre de muchas naciones, como se le había
anunciado: Así será tu descendencia. Su fe no flaqueó, al
considerar que su cuerpo estaba como muerto era casi
centenario y que también lo estaba el seno de Sara. Él no
dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al
contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios,
plenamente convencido de que Dios tiene poder para
cumplir lo que promete
Dice San Agustín:
“También la esperanza es necesaria durante la
peregrinación; es ella la que nos consuela en el
camino. El viandante que se fatiga en el
camino, soporta la fatiga porque espera llegar
a la meta. Quitale la esperanza de llegar, y al
instante se quebrantarán sus fuerzas.”
(S 158,8)
Oración
Señor queremos pedirte que les des esperanza a
todos los niños y niñas que andan solos en
nuestras calles. Testigos de un mundo que no los
tiene en cuenta ni se avergüenza de su presencia.
Cuarto día
“Gracias a su esperanza, Agustín se dedicó a la gente sencilla y a su
ciudad; renunció a su nobleza espiritual y predicó y actuó de manera
sencilla para la gente sencilla”. (Benedicto XVI Spes Salvi 29)
Lectura Bíblica: Rm 5, 1-4
Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios,
por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos
alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos
afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la
gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos hasta de las
mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación
produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la
virtud probada, la esperanza.
Dice San Agustín:
“La esperanza, por tanto es necesaria mientras
no vemos lo que creemos, no sea que al no
verlo desfallezcamos de desesperación.”
(S 53,11).
Oración
Señor Jesús aumenta nuestra esperanza y envía tu
Espíritu Santo has que nuestras comunidades sean
fecundas, llenas de valor y coraje para vivir el
Evangelio y luchar por el Reino.
Quinto día
“A lo largo de su existencia, el hombre tiene muchas esperanzas, más
grandes o más pequeñas, diferentes según los períodos de su vida”.
(Benedicto XVI Spes Salvi 29)
Lectura Bíblica: Rm 5,5-6
La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo, que nos ha sido dado. En efecto, cuando
todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado,
murió por los pecadores.
Dice San Agustín:
“Alégrate de estar redimido; aún no lo estás en
la realidad, pero estate seguro en la esperanza.
Si no gimes en la esperanza, no llegarás a la
realidad ”
(CS 37,5).
Oración
Señor Jesús te pedimos que renueves nuestra
esperanza, ayúdanos a caminar en los conflictos,
enséñanos la fidelidad al Evangelio en estos
tiempos difíciles. Queremos construir el Reino,
ofrecer al mundo los frutos de tu presencia.
Sexto día
“…nosotros necesitamos tener esperanzas –más grandes o más
pequeñas–, que día a día nos mantengan en camino.
(Benedicto XVI Spes Salvi 30)
Lectura Bíblica: 1Pe 3,13-16
¿Quién puede hacerles daño si se dedican a practicar el
bien? Dichosos ustedes, si tienen que sufrir por la
justicia. No teman ni se inquieten: por el contrario,
glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén
siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera
que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen.
Pero háganlo con delicadeza y respeto, y con tranquilidad
de conciencia. Así se avergonzarán de sus calumnias los
que difaman el buen comportamiento de ustedes como
creyentes en Cristo.
Dice San Agustín:
Nada hay tan opuesto a la esperanza como el
mirar atrás, es decir, poner la confianza en las
cosas que se deslizan y pasan (S 105,7). Sea tu
esperanza el Señor Dios. No esperes ninguna
otra cosa de El; sea el mismo Señor tu
esperanza (CS 39,7).
Oración
Señor danos un corazón lleno de esperanza,
abierto, sensible a los dolores y a los sufrimientos.
Que nos comprometa, en la práctica del amor y la
justicia.
Séptimo día
“Dios es el fundamento de la esperanza; pero no cualquier dios, sino
el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el
extremo, a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto”.
(Benedicto XVI Spes Salvi 31)
Lectura Bíblica: Rm 15, 12-15
El profeta Isaías dice a su vez: Aparecerá el brote de
Jesé, el que se alzará para gobernar las naciones paganas:
y todos los pueblos pondrán en él su esperanza. Que el Dios
de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para
que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del
Espíritu Santo.
Dice San Agustín:
“Nos entristece el no ver, pero nos consuela el
esperar ver. Existe, pues, la esperanza, y es
compañera de la fe”
(S 53,11).
Oración:
Señor derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo
para que nos anime y ayude a vivir con esperanza
y alegría, a pesar de las pruebas y de las cruces que
encontramos en tu seguimiento.
Octavo día
“…gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el
universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos
no podemos alcanzar. De hecho, el ser agraciado por un don forma
parte de la esperanza.” (Benedicto XVI Spes Salvi 31)
Lectura Bíblica:
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el
bien. Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a
los otros como más dignos. Con solicitud incansable y
fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la
esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes
en la oración. Consideren como propias las necesidades de
los santos y practiquen generosamente la hospitalidad.
Dice San Agustín:
“Si la esperanza del siglo futuro no nos
consolase en la tribulación del presente,
pereceríamos… Nuestra esperanza es tan firme
como si ya fuese realidad”
(CS 123,2).
Oración:
Señor Enséñanos a orar para no perder la
Esperanza. Enséñanos a orar para discernir donde
poner los esfuerzos y descubrir nuestro lugar y
misión. Enséñanos a orar para no desalentarnos
en las dificultades y contratiempos.
Noveno día
“Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la
oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha.
Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie,
siempre puedo hablar con Dios” (Benedicto XVI Spes Salvi 32)
Lectura Bíblica: 1Ts 5,5-10
Todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no
pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos
durmamos, entonces, como hacen los otros:
permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Los que
duermen lo hacen de noche, y también los que se
emborrachan. Nosotros, por el contrario, seamos sobrios,
ya que pertenecemos al día: revistámonos con la coraza de
la fe y del amor, y cubrámonos con el casco de la esperanza
de la salvación. Porque Dios no nos destinó para la ira,
sino para adquirir la salvación por nuestro Señor
Jesucristo, que murió por nosotros, a fin de que, velando o
durmiendo, vivamos unidos a él.
Dice San Agustín
La esperanza que se ve no es esperanza (CS
5,4). Quien ahora tiene sed, afiance la
esperanza; quien tiene sed, confíe; saciado,
tendrá el objeto. Antes de poseerlo, tenga sed
en esperanza (CS 35,14).
Oración:
Señor fortalece nuestra esperanza para que sea el
motor de nuestra entrega el pozo donde beber para
seguir, el refugio donde descansar y retomar
fuerzas. Anuda nuestra esperanza al proyecto del
Padre.
//www.actiweb.es/agustinosarg/archivo3.pdf
Novena a San Agustín Sobre el Amor
Si flaqueas en el amor, flaqueas en la
alabanza (CS 83,8).
Oración inicial para todos los días
Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío,
cansado de peregrinar fuera,
y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia
no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure,
ni deseo que dé fruto,
ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud!
Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme,
sáname de todas mis enfermedades,
úngeme con el óleo de tu arrepentido.
¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable!
¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua
y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni
conocí!
(Confesiones X)
Primer día
“ La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que
era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva
profundidad y amplitud”. (Benedicto XVI, DCE.1)
Lectura Bíblica: Mt 5:8-9
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán
a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos
serán llamados hijos de Dios.”
Reflexión de San Agustín
“Dichosos los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios”. Este ese fin de nuestro amor: fin
con que llegamos a la perfección, no fin con el
que nos acabamos. Se acaba el alimento, se
acaba el vestido; el alimento porque se consume
al ser comido; el vestido porque se concluye
tejiéndolo”.
(S 53,6).
Oración
Te pedimos señor que busquemos siempre tener un
corazón puro, íntegro, limpio de pecado, limpio de
otros intereses que no sean los intereses de Dios.
Segundo día
“En su muerte en la cruz se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo,
al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor
en su forma más radical. ”. (Benedicto XVI, DCE.12)
Lectura Bíblica: 1Jn 3,2
“Amados, ahora somos hijitos de Dios, y aun no está a la
vista lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es…”.
Reflexion de San Agustín
“Ama para ver; lo que vas a ver no es algo de
poco precio, no es algo que se lo lleva el viento.
Verás a Aquél que hizo cuanto amas. Y si esas
cosas son hermosas, cómo será quien las hizo?”
(S 22A,4).
Oración
Padre aumenta nuestro amor y enséñanos a amar,
a descubrirte presente en nuestros hermanos, en lo
sencillo de todos los días, para poderte amar como
tú lo haces con nosotros tus hijos.
Tercer día
“… el amor a Dios y al prójimo están realmente unidos: el Dios
encarnado nos atrae a todos hacia sí.” (Benedicto XVI, DCE.14)
Lectura Bíblica: Lc 10, 25-27
Y entonces un maestro de la Ley se levantó y le preguntó
para ponerlo a prueba: Maestro ¿Qué tengo que hacer para
heredar la vida eterna?. Jesús le pregunto a su vez ¿Qué
está escrito en la Ley?, ¿Qué lees en ella? Él le respondió
“amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu
prójimo como a ti mismo”. Has respondido exactamente, le
dijo Jesús, obra así y alcanzarás la vida.
Reflexión San Agustín
“Para que sepamos amar a Dios, ha de
conocérsele; y para que el hombre sepa amar al
prójimo como a sí mismo, debe primeramente,
amando a Dios, amarse a sí mismo”.
(CS 118,8,2)
Oración
Señor te pedimos que estemos siempre dispuestos
a vivir en el amor como vos nos enseñaste, dando
tu vida por todos, entregando tu tiempo, tus
esfuerzos y tus anhelos para transmitir el mensaje
de Dios.
Cuarto día
“Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde
encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios.”
(Benedicto XVI, DCE.15)
Lectura Bíblica: 2 Cor 5, 14-15
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno
sólo murió por todos, entonces todos han muerto. Y el
murió por todos, a fin de los que viven no vivan más para si
mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Reflexión San Agustín.
“Amad, pero pensad qué cosa améis. El amor
de Dios y el amor del prójimo se llama caridad;
el amor del mundo y el amor de este siglo se
denomina concupiscencia. Refrénese la
concupiscencia; excítese la caridad”.
(CS 31,2,5).
Oración
Señor Jesús danos un corazón generoso, capaz de
acudir al servicio de todo el que necesita, un
corazón capaz de movilizarse al encuentro del que
está solo o abandonado.
Quinto día
“ Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso,
nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos
impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros
mismos”. (Benedicto XVI, DCE.17)
Lectura Bíblica: 1Jn 4, 7-8
Queridos míos, amémonos unos a los otros, porque el amor
procede de Dios y el que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor.
Reflexión San Agustín
“Deseaste oro, amaste el oro; ¿acaso por
amarlo tienes oro? ¿Qué es eso, qué es lo que
amas? Amando deseas, deseando buscas,
encontrando te atormentas”
(S 68,10).
Oración
Señor Jesus te pedimos que nos renueves desde
adentro convirtiéndonos al hombre nuevo,
siguiendo tus huellas, guiados por Aquel que nos
anima, que nos acompaña y nos enseña a vivir en la
caridad que es el amor que nos transmitió tu vida.
Sexto día
“Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este « antes
» de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta.”
(Benedicto XVI, DCE.17)
.
Lectura Bíblica: 1 COR 13, 1-2
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de
los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que
resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de
la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia,
aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar
montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Reflexión de San Agustín
“Tened, pues, fe acompañada de amor. Ese es
el vestido nupcial. Amaos mutuamente quienes
amáis a Cristo; amad a los amigos, amad a los
enemigos.”
(S 90,9)
Oración
Señor de la Vida ayúdanos a vivir el mandamiento
del amor, siguiendo tus pasos, tus opciones, tu
estilo y forma de amar; sintiendo compasión activa
por el otro, comprometiéndose con el dolor ajeno,
haciéndose próximo del que sufre y está
abandonado
Séptimo día
“La historia de amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en
que esta comunión de voluntad crece en la comunión del
pensamiento y del sentimiento…” (Benedicto XVI, DCE.17)
Lectura Bíblica: 1, Cor 13,3-7
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los
pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo
amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es
servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se
envanece, no procede con bajeza, no busca su propio
interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no
se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la
verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta.
Reflexion de San Agustín
“Examina primero si ya sabes amarte a ti
mismo; Cuando esto sea, te dejaré amar al
prójimo como a ti mismo. Pero si aún no sabes
amarte a ti mismo no engañes al prójimo como
a ti mismo te estás engañando.”
(S 128,5).
Oración
Señor que nos conozcamos como tu nos conoces,
para poder manifestarlo en la práctica concreta y real
de cada día amando en el hoy y ahora, amando a
todos a través del servicio, la donación y la entrega de
lo mejor de cada uno para el bien de los demás.
Octavo día
“Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a
lo mucho que me ama. Los Santos han adquirido su capacidad de
amar al prójimo de manera siempre renovada gracias a su encuentro
con el Señor eucarístico y, viceversa, este encuentro ha adquirido
realismo y profundidad precisamente en su servicio a los demás. ”
(Benedicto XVI, DCE.18)
Lectura Bíblica: 1, Cor 13, 8-10
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de
lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra
ciencia es imperfecta y nuestras profecías,
limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es
imperfecto.
Reflexión de San Agustín
“Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy
llevado”
(C 13,9,10)
Oracion
Señor enséñanos a amar como tú lo hiciste, con
paciencia y pasión, con coraje y valentía, con gestos
y actitudes, de palabra y de obra, con la vida y con
la entrega.
Noveno día
“El amor crece a través del amor. El amor es « divino » porque
proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso
unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras
divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea
todo para todos” (Benedicto XVI, DCE.18)
Lectura Bíblica: 1, cor 13, 11-13
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como
un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice
hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos
como en un espejo, confusamente; después veremos cara a
cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después
conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora
existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más
grande de todas es el amor.
Reflexión de San Agustín
“No os exhorto a que tengáis fe, sino a que
tengáis amor.”
(S 90,8)
Oración
Señor Jesús, maestro bueno, danos un corazón
abierto para acoger tu Palabra, y que ella nos
impregne desde el interior, para que manifestemos
el amor que has derramado en nuestros corazones
con gestos y hechos concretos
//www.actiweb.es/agustinosarg/archivo3.pdf
NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
1. NOVENA
Por la señal de la Santa Cruz…
Señor mío, Jesucristo…
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Virgen María, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en gracia, a quien rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del cielo. A Ti me acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la tierra declarando que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu piedad con este humilde devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo de los afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a ti, como esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y Madre mía, para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y deseo, si es del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén
Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO [Ir al principio de esta página]
Señor, Dios Omnipotente y Misericordioso, que así para librar a tu pueblo escogido de la esclavitud de Egipto hablaste a Moisés en el monte Horeb, desde una zarza que ardía sin consumirse, así mismo hablaste en Barcelona al Patriarca San Pedro Nolasco para que rescatase a los cautivos cristianos, siendo la mensajera tu Santísima Madre, la Virgen María, que bajó del cielo y desde el primer instante de su vida fue como zarza milagrosa, pues jamás la tocó la llama de la culpa, ni perdió la hermosura de la gracia, ni su original pureza; te ruego que por la intercesión de la misma Santísima Madre tuya, no se abrase mi cuerpo en las llamas de la impureza, ni se manche mi alma con el pecado de la sensualidad, para que, a imitación de esta celestial Señora, exhale mi corazón fragancias de pureza.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA SEGUNDO
Rey soberano, Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, que con la virtud de la vara de Moisés diste a conocer al Faraón la eficacia de tu Divino Poder, pues con ella fue quebrantada la dureza de aquel perverso corazón y consiguió la libertad tu pueblo escogido; humildemente te rogamos, por la intercesión de la virgen Santísima de la Merced, refrenes mis pasiones y ablandes la dureza de mi pobre corazón, para que, logrando con tu gracia quebrantar las cadenas de mis culpas, me vea libre de la esclavitud del pecado; y concediéndome la merced de tu caridad y justicia, me des también el don de la perseverancia final, para merecer y lograr la gloria eterna. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA TERCERO
Poderosísimo Señor y Padre compasivo que después de librarlos del cautiverio, diste a los israelitas una columna de esperanza y consuelo, pues durante el día, en forma de nube los defendía de los rayos y ardores del sol, y por la noche, en figura de fuego, les iluminaba para librarlos de todo riesgo y peligro; humildemente te suplico por mediación de María Santísima de la Merced, que consigamos vernos libres de los rigores de tu justicia y merezcamos, por tu piedad, el fuego del divino amor que abrase siempre nuestros corazones y sirva de luz que disipe las sombras de nuestra ignorancia para que no perdamos nunca el camino del cielo. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA CUARTO
¡Dulcísimo Jesús, Dios infinito, hijo Unigénito de María!; pues manifestaste a los hombres que te es agradable el título de la Merced con que veneramos a tu Santísima Madre: haz, Señor, que experimentemos el Poder de este celestial nombre y singular devoción, y que la Reina del cielo y tierra nos defienda del enemigo infernal y de todas sus asechanzas y tentaciones, para que acertemos a servirte en esta vida y después podamos cantarte himnos de alabanza por toda la eternidad. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA QUINTO
Clementísimo Señor, Padre amoroso y benignísimo creador nuestro, somos pecadores y por ellos merecedores de castigo en este mundo y en el otro, más por tu infinita misericordia, nos concedes un refugio seguro en la protección de tu Santísima Madre; continúa derramando sobre cuantos la veneramos como a Madre de Merced y Misericordia tus divinas bendiciones, para que, libres de los peligros de este mundo, lleguemos con su protección, al Puerto seguro de la Gloria. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA SEXTO
Señor, Dios de la Misericordia, que por medio de la reina Esther libraste a los israelitas de la sentencia de muerte dictada por Asuero; te rogamos, piadoso dueño de nuestras almas, que por la intercesión de la Santísima Virgen María de la Merced, nos libres de la muerte del pecado, concediéndonos la libertad de los Hijos de Dios y vivir en gracia hasta que podamos gozar eternamente en la gloria. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA SÉPTIMO
Eterno y Omnipotente Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que coronaste a la Santísima Virgen María de estrellas y la vestiste de Gloria y Majestad, dándole poder contra todos nuestro enemigos; te suplicamos con la mayor confianza, nos otorgues el favor de considerarnos como devotos y esclavos de tan esclarecida Señora, pues la invocamos como Madre de la Merced y Misericordia, para que así nos veamos libres de las asechanzas del enemigo infernal ahora y en la hora de nuestra muerte y podamos conseguir la Gloria eterna. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA OCTAVO
Amantísimo Dios y piadoso Señor, que para librar del castigo de la muerte a tu siervo Nabal, dispusiste que bajara del monte la prudente Abigail, para postrarse ante el Rey David; te suplicamos rendidamente que por los ruegos de la hermosísima y prudente Virgen María de la Merced, tu Madre, que bajó del monte de la gloria a la ciudad de Barcelona para dar consuelo a todos los afligidos y libertad a los cautivos cristianos, nos libres de todo peligro de cuerpo y alma y nos concedas entrada segura en la gloria celestial. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
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DÍA NOVENO
Dios y Señor de todo el Universo, que compadecido de nuestras miserias te dignaste bajar a redimirnos de la esclavitud del pecado haciéndote hombre en las purísimas entrañas de María; te rogamos por ese infinito amor tuyo, que pues elegiste a la Virgen Madre tan pura y tan misericordiosa, hagas que ella derrame sobre todos tus devotos la lluvia de sus bondades, para que mereciendo subir pro la senda de las virtudes, logremos, por la intercesión de la virgen María de la Merced, gozar de la Bienaventuranza Eterna, adorándote en tus moradas celestiales, donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Salutaciones. Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María…
Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María…
Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María…
Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María de la Merced! ¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la solicitud tan maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué alabanzas podrá tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre mía?
Dígnate aceptar nuestras plegarias que con todo fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores que hemos recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos merecido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consigamos la dicha eterna.
Recibe nuestras ofrendas, accede a nuestras súplicas, disculpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de los pecadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles, consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden a tus plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar por todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
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