Dulce Señor mío en este momento uno mi corazón a tu Santa voluntad, suplicándote escuches mis ruegos, exponiéndote mis necesidades, pidiéndote con mucho amor le des consuelo a este abatimiento que en estos momentos acompaña a mi ser, pongo a tus pies mi vida, mis pensamientos, mi voluntad para que te glorifiques trayendo a mi vida la claridad, a mi corazón el consuelo, a mi indecisión tu luz, a mi falta de fe la absoluta certeza que no estoy sola, pongo en tus manos mi Dulce Señor, mi triste humanidad para que me vivifiques con el Soplo Divino de tu amor. Gracias Señor por aceptar todo lo que soy, todo lo que pienso y todo lo que hago, porque sabes que en lo intrínseco de mi corazón mi deseo es servirte y hacer tu Santa y recta Voluntad, ámame desde tu corazón y bendíceme con tu mano. Amen