1º Carta a los Corintios, 13

1º Carta a los Corintios, 13

1. Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. 

2. Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. 

3. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve. 

4. El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. 

5. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. 

6. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. 

7. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. 

8. El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. 

9. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; 

10. y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá. 

11. Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño. 

12. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido. 

13. Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

Rogativa a San Antonio de Padua

Rogativa a San Antonio de Padua

Rogativa a San Antonio de Padua

Te saludo, Antonio de Padua, y por la gran fe que tengo en nuestro Señor Jesucristo, a quien lealmente serviste, y en la siempre Virgen María, que tanto amaste, y en el dulcísimo Niño Jesús que en vuestro aposento hallaste; por los treinta y tres años que vivió y después murió en la Cruz por nuestro amor, y por los tres años que estuviste tú en el desierto, deseoso de hallar a aquel supremo Señor, que os apareció y os dijo aquellas palabras: “Antonio, siempre estaré a tu lado, sellaré tu corazón”; por el hábito que vestiste, por el cordón que ceñiste, por los muchos milagros que Dios ha obrado y obra todos los días por medio tuyo, por la grande confianza que tengo en tu intercesión, te suplico, postrado en tierra, te dignes interceder delante de Nuestro Señor Jesucristo, para que me conceda por vuestro medio, si me conviene, la gracia que deseo….

 

Señor mío Jesucristo, por los méritos de vuestro siervo Antonio, así como resucitasteis los muertos y librasteis a su padre, concededme esta gracia por los méritos e intercesión de vuestro siervo Antonio, por quien las cosas olvidadas son recordadas, las ausentes se hacen presentes, las perdidas se hallan, las justamente propuestas son aceptadas y las empezadas son acabadas; así os ruego, Dios mío potentísimo, me concedáis aquella gracia que deseo, si es conforme a vuestra santa voluntad.

 

Padrenuestro y Avemaría.

 

Dios mío Jesucristo, por vuestra infinita misericordia aquietad las angustias de mi corazón, para que viviendo y muriendo, pueda siempre alabaros, bendeciros y loaros. Amén.

 

Os saludo, Antonio Santo de Padua, por aquellas oraciones que en el campo hicisteis, confesando y predicando la fe de Cristo Nuestro Señor; por aquellos tres años que en el monte oraste, y perdiendo el breviario, fue hallado por el Niño Jesús; por la revelación que tuviste para ir a libertar a tu padre de falsos testigos acusado y condenado a muerte, de que lo libraste; líbrame a mí, glorioso Santo, de falsos testigos, de malas compañías y de condenaciones injustas; y por aquellas gracias que pediste al Señor que lo perdido se hallare, lo olvidado fuese recordado, lo propuesto se aceptase y lo empezado se acabase, os suplico me alcances del Señor alegre mi corazón, concediéndome la gracia que os pido, si es su santa voluntad, con la cual me conformo totalmente.

 

 

Tres Padrenuestros al Niño Jesús, tres Avemarías a la Virgen