En mi largo y muy experimentado camino he podido darme cuenta que esto es una misión; puesto que al hacer sonreír a quien viene llorando, poder orientar a quien esta desorientado, darle una esperanza a quien ya la había perdido, servir de confidente en los más grandes y profundos secretos, el sonreír ante una injusticia y amar muchísimo a mi gente me he dado cuenta que hubiese sido equivocado postularme como monja de claustro; en buena hora mi Padre no lo permitió porque mi misión es escuchar y ayudar.
Autor: Antonia Rey